La cancha también es suya
Fotografía: IG @pumasmxfemenil
El 8 de marzo es una fecha de conmemoración, no de celebración. Es un día para recordar la lucha de las mujeres por la igualdad y reflexionar sobre todo lo que aún falta por lograr.
Hoy las niñas pueden crecer con referentes dentro del fútbol. Marta Vieira da Silva, Aitana Bonmatí, Jenni Hermoso, Alexia Putellas, Sam Kerr. Nombres que antes no existían en el imaginario colectivo, hoy son sinónimo de talento, historia y lucha. En México, una generación completa tiene ídolas como Alicia Cervantes, María Sánchez, Lizbeth Ovalle, Rebeca Bernal. Ya no solo sueñan con jugar; ahora pueden soñar con ser como ellas.
Pero la lucha no termina cuando una futbolista pisa la cancha. No basta con que el espacio exista si las condiciones no son justas. La brecha salarial sigue ahí, todavia hay quienes creen que pueden decidir sobre los cuerpos de las deportistas, que pueden ejercer poder sobre ellas sin consecuencias, la falta de contratos dignos, y la constante sexualización de las jugadoras no desaparecen solo porque las ligas crecen. El futbol femenil no es un privilegio, es un derecho. Y los derechos se ejercen en igualdad de condiciones.
El 8 de marzo es un día de reflexión, pero no basta con que los medios hablen de liderazgo femenino solo una vez al año. Si el resto del tiempo las futbolistas son invisibles o reducidas a su físico o vida personal, la lucha sigue incompleta. La narrativa debe cambiar, dentro y fuera de la cancha.
¡Hola, mundo!
Las futbolistas no solo han derribado barreras, también han enseñado a no quedarse calladas, como lo hizo Jennifer Hermoso con el movimiento “Se acabó”, dejando claro que el silencio nunca es una opción. Lo hizo Marta, transformando el “no puedes jugar porque eres mujer” en logros históricos. Lo hicieron Alex Morgan y Megan Rapinoe al exigir condiciones dignas para las jugadoras.
Y nada de esto sería posible sin todas las mujeres que han construido y siguen construyendo el futbol femenil. A las jugadoras que desafían obstáculos, a las entrenadoras y árbitras que imponen su voz, a las periodistas que cambian la narrativa, a las que crean espacios para visibilizar el deporte femenil, a las aficionadas que están presentes en los estadios y redes sociales defendiendo este deporte, gracias. Gracias por no rendirse, por demostrar que el futbol también es suyo. La lucha seguirá hasta que ninguna mujer tenga que justificar su lugar en la cancha.
Fotografía: IG @Rayadas