La competencia no se crea ni se destruye, sólo se fomenta
No cabe duda de que la ciencia ha avanzado a pasos agigantados. Hoy en día se han llevado a cabo descubrimientos tecnológicos que años atrás hubiesen sido inimaginables. La modernidad nos da la posibilidad de viajar miles y miles de kilómetros, con tan sólo hacer clic en un dispositivo con conexión a internet.
Sin embargo, a pesar de que la velocidad a la que avanza la tecnológica parece aumentar con el paso de los días, hay algo que ha sido imposible hasta el día de hoy: detener el paso del tiempo.
Tras años y años de evolución en la Tierra, la única constante presente en todos y cada uno de los días de nuestra existencia, es el cambio. Los cambios, a su vez, son el resultado de la relación entre el hombre (como especie) y su entorno, el cual puede ser natural o intelectual.
El nacimiento de nuevas corrientes de pensamiento no sólo nos ha ayudado a comprender de mejor manera nuestra realidad, también le han dado a la mujer la visibilidad y la participación en espacios que de forma dogmática estaban destinados a ser dominados por el sexo masculino.
El mes de agosto del año 2021 será recordado por el cambio en el paradigma deportivo de la zona geográfica comprendida por los países de Norte y Centroamérica. La creación del Campeonato Concacaf W representa uno de los esfuerzos más importantes en la historia del futbol femenil en la región, ya que no sólo tendrá como objetivo encontrar a las escuadras que serán partícipes de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023, los Juegos Olímpicos 2024 y la Copa Oro Concacaf W 2024, sino que también buscará desarrollar el nivel de las selecciones, a través de la competencia y el roce internacional al que serán sometidas las futbolistas.
No cabe duda que la especie humana reacciona a estímulos de formas muy diversas. Es prácticamente imposible predecir cómo nos comportaremos ante situaciones con un elevado grado de dificultad. Sin embargo, la ciencia nos ha enseñado que entre mejor preparados estemos ante situaciones adversas, más oportunidades tendremos de inhibir las consecuencias que la ansiedad, el estrés y la angustia tienen en nuestro cuerpo.
En virtud de ello, el enfrentamiento constante ante selecciones de mayor nivel (como Estados Unidos o Canadá) será vital para que equipos aún están en construcción y/o que ni siquiera tienen acceso a la infraestructura necesaria para la práctica del deporte, tengan la oportunidad de conocer sus limitantes y comiencen a acostumbrar a sus organismos a ser sometidos a situaciones de alto nivel de estrés.
Ahora bien, la nueva configuración del Campeonato Concacaf W 2022 representa tan sólo el inicio de un larguísimo proceso de aprendizaje para todas las atletas. Por supuesto que al principio veremos partidos con cierta disparidad, la cual se verá reflejada en los marcadores y estadísticas generales de cada encuentro. No obstante, lo anterior no debería representar un obstáculo para el crecimiento de todas las escuadras, puesto que todo proceso de aprendizaje está basado en el ensayo y error.
Aunado al compromiso con la competencia de alto rendimiento que deberán mostrar las jugadoras y sus respectivos cuerpos técnicos, una labor determinante será la que realicen las y los dirigentes de la confederación, con el objetivo de asegurar la práctica del deporte en un ambiente que garantice el desarrollo integral de todas las partes involucradas (jugadoras, árbitras, autoridades, medios de comunicación, etc.).
La creación de un torneo de esta magnitud no sólo significa que veremos un gran número de partidos entre todas las selecciones del área, sino que también se tendrán que homologar (geográficamente hablando) una serie de temas que aún se encuentran lejos de resolver, como la disparidad salarial, garantizar el acceso a servicios médicos enfocados única y exclusivamente al alto rendimiento en mujeres, la atracción de patrocinio, contratos con medios de comunicación y rentas de inmuebles para la celebración de partidos de carácter internacional.
Aún hay muchísimo camino por recorrer, pero la pelota cada vez está encontrando más espacios para rodar sobre un campo de fútbol, no importando el sexo, la raza, creencias religiosas, ubicación geográfica y entorno socio-económico de quien lo practica.