¿Qué le pasó a la Selección de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos?

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Campeonas de la Copa Mundial FIFA en 1991, 1999, 2015 y 2019, así como ganadoras de 4 medallas olímpicas de oro y 1 de plata, la Selección de Estados Unidos dejó defraudado a más de uno en la última justa olímpica.

En estas Olimpiadas había dos bandos marcados: aquel que pensaba que las estadounidenses ganarían la medalla de oro y el otro que aseguraba que no tenían con qué.

Tengo que confesar que yo pertenecía al primero, con los dedos cruzados, pero tenía cierta seguridad de que el equipo se llevaría la presea dorada. No fue así, aunque no creo que haya sido del todo por los motivos que aseguraba el segundo bando.

La Selección de Estados Unidos concluyó su participación en Tokio ganando, con mucha dificultad, la medalla de bronce, ante la mirada incrédula de los del primer bando y el “te lo dije” del segundo. La Selección de Suecia fue la encargada de darle la bienvenida a las Olimpiadas ganando contundentemente por un marcador de 3 goles a 0. Nueva Zelanda les daría un respiro como era de esperarse y con Australia empatarían sin goles. En los cuartos de final las esperaban las de Países Bajos, con quienes empatarían a 2 tantos en el tiempo reglamentario y que, de no ser por la portera norteamericana Alyssa Naeher, hubieran sucumbido en la tanda de penales. Llegaron a las semifinales aún incrédulas por las dificultades por las que estaban pasando para enfrentarse a uno de sus clientes preferidos: la Selección de Canadá. En esta ocasión, por primera vez en 20 años, las canadienses obtenían el triunfo y el boleto para disputar la medalla de oro. Estados Unidos se enfrentó a Australia por la medalla de bronce. El primer tiempo fue jugado por las americanas como muchos esperábamos que jugaran en toda la competencia, concluyendo éste 3 goles a 1. En el segundo tiempo nuevamente se desajustó el equipo, aunque no lo suficiente, y el encuentro terminó 4 goles a 3, permitiéndoles volver a casa con la medalla de la honra.

¿Qué fue lo que provocó el “fracaso” de la Selección número 1 del mundo?

Para responder esta pregunta tenemos que analizar un antes y un durante.

El antes

La Selección Nacional de Estados Unidos, como comenté anteriormente, ganó la Copa Mundial FIFA en 2019. No fue cosa fácil. Pese a que la fase de grupos la pasaron cómodamente, incluso ganándole a Suecia, el resto de la competencia las puso a prueba. Los octavos de final los jugaron contra España, equipo en ascenso y ranking 13 del mundo en ese entonces. Posteriormente frente a Francia, ranking 4; las semifinales fueron contra Inglaterra, ranking 3 y cerraron el Mundial en la final contra Países Bajos, ranking 8 y actuales campeonas de Europa. Siete partidos jugados, siete partidos ganados en tiempo reglamentario.

El siguiente año participarían en las Olimpiadas de Tokio 2020 con el mismo equipo que ganó el Mundial. Tenían todo para hacer lo que ninguna Selección había podido hacer: ganar el Mundial un año y las Olimpiadas al año siguiente. La Selección de 2015 lo intentó pero el estar pasando por plena reconstrucción lo impidió. Habían sido 5 las jugadoras veteranas las retiradas de un evento a otro y las novatas apenas estaban incorporándose a la dinámica.

Esta vez no era el caso, el equipo íntegro intentaría la hazaña en 12 meses. Bueno, no del todo. Jill Ellis, su entrenadora desde 2014, decía adiós junto con Tony Gustavsson, su mano derecha, y Dawn Scott, la preparadora física de la Selección. Aquí daría inicio la debacle.

El lugar de Ellis lo ocupó Vladko Andonovski, cuya máxima hazaña había sido ganar dos campeonatos de la NWSL con el equipo de FC Kansas City en 2014 y 2015. Andonovski tomó las riendas de un equipo perfectamente funcional y terminó 2019 con todos sus partidos ganados.

Lo que él no esperaba era que la temporada de la NWSL, en donde participaban el 100% de las seleccionadas, no se jugaría en 2020 y que las Olimpiadas no se llevarían a cabo, al menos ese año. La NWSL para tratar de compensar la cancelación de la temporada organizó dos torneos cortos en las que los que varias jugadoras optaron por no participar. En Europa las ligas retomaron la actividad pero sólo 6 seleccionadas migraron buscando mantener el ritmo.  La poca actividad de las jugadoras en 2020 con sus clubes y Selección mermaría su desempeño. 

Pese a que la Selección llegó a las Olimpiadas sin haber perdido un solo encuentro de los 12 amistosos jugados el primer semestre del 2021, había ciertos indicios de que el equipo no era el mismo. En febrero había sacado una apretada victoria contra la Selección canadiense por un gol a cero y en abril había empatado contra Suecia a un gol. A Portugal sólo habían sido capaces de anotar también un único tanto en junio. Eso sí, victorias aplastantes ante Colombia, Argentina, Jamaica y México, que subían el ánimo a cualquiera. 

Adicionalmente, la NWSL inició la temporada formal en mayo 2021, a diferencia de las ligas europeas que más bien las estaban concluyendo después de 9 meses de actividad. Las seleccionadas tuvieron únicamente 5 partidos con sus clubes antes de incorporarse de lleno con la Selección para viajar a Tokio.  

Pese a que Andonovski llamó a diversos campamentos a varias jóvenes promesas entre 2020 y 2021, se decantó por ir a las Olimpiadas con prácticamente el mismo equipo ganador del Mundial anterior. Sólo una jugadora de las que fueron a Tokio, Catarina Macario, no había estado presente en Francia. 

El durante

Sin duda un tema controversial fue la edad de las jugadoras. La Selección contó con una plantilla cuya edad promedio era de 30 años, la mayor entre el resto de las participantes.

Tomando en consideración a las cuatro selecciones que compitieron por las medallas, así fue la distribución de las edades de cada una:

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No sólo llama la atención que las estadounidenses tenían una edad promedio 3 años mayor al resto de los equipos, sino además, que el 50% del equipo estaba conformado por jugadoras con 30 años y más. Destacando, por supuesto, Carly Lloyd que cumplió 39 años en Tokio, así como Megan Rapinoe y Becky Sauerbrunn con 36. Aunque, fueron precisamente los goles de Lloyd y Rapinoe los que les dieron la medalla de bronce.

Conforme avanzaba la competencia hubo un sinfín de críticas por parte de analistas y comentaristas deportivos. Estas relacionadas a que a muchas de las jugadoras no se les veía el hambre de la victoria, en particular, a las veteranas participando por cuarta y tercera vez en las Olimpiadas. ¿Pecaron de confianza? No creo, no hay que olvidar que traían la espina clavada por haber sido eliminadas en los cuartos de final de las Olimpiadas de 2016 y su objetivo principal era sacársela a como diera lugar

De igual manera, criticaron la falta de conexión y coordinación entre ellas. Desde mi punto de vista, este fue el mayor problema por el que pasó la Selección y no se les puede culpar del todo a las jugadoras. Vladko Andonovski, en absolutamente ningún partido de los 6 jugados en las Olimpiadas, repitió un 11 inicial, en ninguno. Además, los segundos tiempos se caracterizaron por cambios simultáneos de 2 y 3 elementos sin aparentemente ningún tipo de estrategia, salvo el de descansar a las jugadoras. Fue la primera competencia seria a la que se enfrentó Andonovski y al parecer le quedó grande.

Otra de las críticas muy sonadas fue la falta de roce internacional que tradicionalmente han padecido las integrantes de la Selección. Al contar anteriormente con una de las ligas más importantes del mundo, era lógico que todas jugaran en ella. Sin embargo, varias ligas europeas han incrementado su nivel de manera importante al incorporar jugadoras extranjeras en sus filas. Este efecto se vio en los resultados obtenidos por las Selecciones que pelearon por las medallas además de Estados Unidos. El 41% de las canadienses juegan en una liga diferente a la NWSL (considerada “su” liga dado que no cuentan con una en su país) y el 50% de las suecas y 82% de las australianas, juegan fuera de casa y de la NWSL. Posiblemente sea momento de que las estadounidenses busquen contratos multianuales en el extranjero. Hoy en día, únicamente Abby Dahlkemper y Catarina Macario juegan en la liga inglesa y francesa, respectivamente. 

En fin, a grandes rasgos, esto fue lo que considero que pasó. Las Olimpiadas concluyeron y se vienen las eliminatorias para la Copa Mundial FIFA de 2023 a disputarse en Australia y Nueva Zelanda.  ¿Qué tantas sorpresas habrá?

La Selección Nacional de Estados Unidos, como muchos equipos a la cabeza, es poco querido por muchos pero, sin duda, ha sido punta de lanza para que el fútbol femenil a nivel mundial sea lo que es hoy. Definieron un estándar y mostraron lo lejos que se podía llegar. Directivos de selecciones y clubes de gran relevancia lo saben y le han apostado fuerte: España, Suecia, Canadá, Olympique Lyon, Chelsea, Barcelona y Tigres de Nuevo León, son sólo unos cuantos ejemplos. 

Esto ya nadie lo detiene. ¡Qué viva el fútbol femenil!

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