Errar para evolucionar
Errar es quizá uno de los actos más humanos que existen. El desarrollo de las sociedades se ha dado en parte gracias a las fallas que tuvieron nuestras y nuestros antepasados.
Si cerramos los ojos y nos transportamos hacia los días en donde no existía el término “equivocarse”, nos daremos cuenta que lo que hoy en día catalogamos como errores, se trataban ni más ni menos que simples acciones. En la antigüedad, la única manera de darse cuenta que una persona cometía un error era encontrarla luchando por su vida o simple y sencillamente siendo parte del gran número de defunciones que se contaban a diario por decenas.
Y es que no cabe duda que la modernidad ha traído consigo un sinfín de beneficios a la humanidad; uno de los más importantes es la capacidad para sobrevivir ante los errores (voluntarios o no) que se cometían en la vida cotidiana. Aunado a lo anterior, con el paso del tiempo el ser humano ha desarrollado la capacidad de comprender que la mejor forma de aprender es a través de la equivocación.
No obstante, para que el proceso de crecimiento tome forma se debe pasar por una serie de fases que nos ayudarán a comprender en qué hemos fallado y cómo podemos convertir las malas experiencias en un elemento fundamental para alcanzar el éxito.
El trago amargo que tuvo que pasar la Selección Mexicana Sub-20 en el mundial de la categoría se suma a la enorme lista de ocasiones en donde un representativo nacional (sin importar el género, ni la edad) se queda con las ganas de alcanzar la gloria.
Ahora bien, el análisis deportivo (al menos el que promueve este servidor) tiene diversos matices y la participación que tuvo la selección comandada por Ana Galindo no está exenta de ello. Si le otorgamos el título de fracaso al resultado que obtuvo México en la más reciente edición del mundial Sub-20 femenil, estaríamos trivializando el gran problema que se vive actualmente en nuestro país a nivel deportivo.
Empecemos por mencionar la investigación que dio como resultado el cese de Maribel Domínguez como Directora Técnica del combinado nacional, a tan sólo algunos días de comenzar la copa del mundo. Sin entrar en detalles sobre el asunto, mismo que tampoco han sido compartidos por la Federación Mexicana de Futbol, dicho proceso se ha llevado a cabo con tal hermetismo, que pareciera que la intención de nuestras y nuestros dirigentes es hacer que demos vuelta a la página y aparentar que nada sucedió y, lo que es peor, que no hubo víctimas en absoluto.
Independientemente de la vorágine de emociones que rodeaba a todo el plantel, así como la deuda en materia de rendición de cuentas y reparación del daño que aún existe en relación a este tema, la llegada de una nueva directora técnica representaba otro golpe anímico para las jugadoras que vivían momentos de incertidumbre ante el inminente debut frente a Nueva Zelanda.
En el aspecto meramente futbolístico, el equipo vivió algunos momentos de lucidez durante toda la primera fase. La falta de contundencia complicó el pase a la siguiente ronda, misma que se alcanzó mediante una victoria frente a las alemanas.
El triunfo que se consiguió ante una de las escuadras con más tradición futbolera aumentó las probabilidades de trascender y alimentó el interés de la afición y de los medios de comunicación. Las expectativas eran tan altas que las redes sociales se inundaron de mensajes de apoyo hacia las mexicanas y el sentir generalizado era de que era momento de voltear a ver a esta selección ya no por los aspectos extra cancha que la habían caracterizado, sino por el enorme desempeño que estaba teniendo en la justa mundialista.
Ahora que abordamos el tema futbolístico, vale la pena reconocer el accionar de jugadoras como Celeste Espino, Kinberly Guzmán, Jana Gutiérrez, Anette Vázquez o Natalia Mauleón, quienes dieron muestra de la importancia que representa tener una liga que apoye el desarrollo de nuevas generaciones de jugadoras que posean el nivel requerido para sobresalir a nivel nacional e internacional.
Y es que no solo se trata de debutar jugadoras de forma constante, aquí lo importante es trabajar en todos los aspectos para hacer que el éxito deportivo sea la consecuencia de un estilo de vida que logre balancear el ámbito personal y el profesional. Lo anterior incluye, aparte de inculcarles una cultura del deporte desde edades formativas, un óptimo trabajo psicológico con miras a prepararlas emocionalmente para los retos del futuro. No obstante, uno de los elementos fundamentales para dignificar la práctica deportiva profesional es el aspecto económico; es imposible concebir que aún haya jugadoras que tengan que alejarse del profesionalismo por el simple hecho de que el salario que perciben no es suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
Yo le invito, querida y querido lector, a evitar a toda costa hacer y/o fomentar las críticas viscerales que no tienen ningún impacto positivo en el futbol mexicano. Si usted piensa que la derrota de esta selección convierte a sus jugadoras en mediocres o en fracasadas, permítame decirle que está en un error..
Le propongo algo mejor: analicemos los partidos de esta selección tal y como lo haríamos con todas y cada una de las acciones que llevamos a cabo en nuestra cotidianeidad, es decir, démonos a la tarea de encontrar acciones puntuales que consideramos como erróneas. Una vez hecho esto, hagamos un examen de conciencia sobre cómo se pudieron haber resuelto de mejor manera; de esta forma le garantizo que no sólo corregiremos dichas acciones con miras a tomar mejores decisiones en el futuro, también aprenderemos a abrazar el error y a considerarlo como un aspecto inherente en la vida del ser humano.