La cita con el destino
Después de varios meses de observación de jugadoras, convocatorias, viajes y partidos eliminatorios, la Selección Mexicana Femenil tendrá la oportunidad de competir por un puesto en la justa mundialista del próximo año. La palabra mundial es un concepto que todo ser humano tiene arraigado en su mente. Sin temor a equivocarme, estamos ante un evento que resulta familiar incluso para aquellas personas que se mantienen alejados de un deporte como el futbol.
Todas y todos hemos tenido, de alguna u otra forma, una relación bastante estrecha con un mundial de futbol. Habrá ciertas personas que nieguen sentir afinidad con dicha competición; no obstante, la tarea de los medios de comunicación es precisamente encargarse de que propios y extraños tengan conocimiento de que el mundial está cerca y de esta forma generar un ambiente especulativo y de consumo que termina favoreciendo a televisoras, patrocinadores y en general a todos los actores que directa e indirectamente tiene injerencia en el deporte más popular del planeta.
Ahora bien, si tomamos en cuenta que la concepción de un mundial sería imposible sin la presencia y el apoyo de la afición, entonces podemos aseverar que las y los deportistas representan el eje sobre el cual gira todo este constructo social llamado deporte.
El lugar más común para llevar el análisis es asegurar que la asistencia a un mundial representa un sueño para cualquier futbolista. Es por ello que me gustaría que usted, querida y querido lector, piense en una niña que ha nacido y crecido dentro de una sociedad que históricamente se ha regido por patrones de índole machista y patriarcal.
Los estereotipos que ha perpetuado la sociedad mexicana, han roto los sueños de miles de niñas que han sido excluidas del futbol, con el único pretexto de que esta disciplina sólo debe ser puesta en práctica por varones. He aquí la importancia de la participación de la Selección Mexicana Femenil en el premundial que se llevará a cabo el próximo verano, ya que la clasificación a la antesala del mundial no es otra cosa más que el triunfo no sólo de esta generación de futbolistas, sino también de todas esas niñas que vieron reprimidas sus intenciones de ser una mejor versión de ellas mismas, a través de la práctica del futbol.
Sin afán de menospreciar a las demás participantes, los obstáculos más grandes para México serán Estados Unidos y Canadá, con quienes tendrá que competir de forma directa por una plaza directa al mundial y una posible clasificación a los JJ. OO. de Paris 2024. Pero la batalla no sólo será en el terreno de juego; el equipo de Mónica Vergara también luchará en contra de la historia, la tradición y la cultura deportiva de estos dos países.
Por otro lado, es importante recordar que todo el torneo se llevará acabo en una de las ciudades más futboleras del país: Monterrey. Y a pesar de que la afición, el clima, la altura, los estadios y demás factores externos no disputan un sólo balón, no cabe duda que la afición regia se hará presente en cada partido y se encargará de recordarle a las rivales que en la cancha habrá 11 futbolistas, pero detrás de ellas estará todo un país que desea formar parte del grupo selecto de selecciones nacionales que estén presentes en Australia y Nueva Zelanda para disputar la fase final del mundial de futbol 2023.
Finalmente, quisiera cerrar compartiendo con ustedes algunos deseos que tengo para el próximo premundial: que sea una fiesta para todas y todos, que la afición respete a su equipo y a las rivales, que la organización esté a la altura del torneo a disputarse, que las televisoras hagan todo lo posible por llevar todos los partidos (al menos los de México) a televisión abierta y que, sea cual sea el resultado, se apueste por una gestión a largo plazo encabezada por Mónica Vergara.
Y es que es importantísimo que tengamos presentes que cada paso que da la Selección Mexicana, representa un golpe sobre la mesa en cuestión de ruptura de estereotipos y es una prueba contundente de que las mujeres poco a poco han ido ganando terreno en espacios dominados históricamente por hombres. Y es justamente el miedo el que ha alejado a ciertas personas del disfrute del futbol femenil en México; miedo que se transforma en repulsión hacia un fenómeno que crece con el paso de los días y que con ayuda de todas y todos, haremos que su evolución no se detenga jamás.