Equidad en el Podio: Redefiniendo el Deporte

Desde pequeñas se les dice a las niñas que el deporte no es para ellas, que en lugar de jugar fútbol en el recreo, mejor jueguen a las muñecas porque la pelota es solo para hombres.

Fuera de la escuela, las oportunidades para que las chicas practiquen alguna disciplina física son escasas. La cantidad de recursos dirigidos hacia su desarrollo es  bastante limitada, llámese la falta de espacios de entrenamiento o la poca inclusión en estos.

El subestimar su valor desde temprana edad las obliga a entender que en el ámbito deportivo, los niños siempre van primero y las niñas, si tienen suerte, pueden ocupar el espacio que sobra. 

¿Por qué la deportista mejor pagada del mundo, Iga Swiatek, gana tan solo la décima parte de los ingresos que recibe Cristiano Ronaldo? 

¿Por qué las mujeres sufren lesiones de ligamento cruzado anterior con el doble de frecuencia que los hombres? 

Sencillo, porque desde el principio han sido ellos quienes han recibido todas las facilidades. Visibilidad, tiempo en pantalla, promoción, proyectos de investigación e instalaciones de primer nivel buscando asegurar su bienestar y mejorar su rendimiento.

En los inicios de las ligas varoniles el apoyo estaba presente, se apostó por el proyecto, se les dió la oportunidad de crecer y al final dieron grandes resultados. Ahora que se pide la misma inversión para impulsar el deporte femenil, existe una gran resistencia social, cultural y política. 

Un claro ejemplo es el enfoque de la prensa, a los hombres se les incita a hablar sobre su desempeño, mientras que las mujeres deben responder preguntas sobre su cuerpo o vestimenta, además de tolerar comentarios sexistas. 

“¿Puedes dar una vuelta y hablarnos sobre tu outfit?” -Petición de Ian Cohen a Serena Williams y Eugénie Bouchard después de superar la segunda ronda del Australian Open. 

“¿Sabes perrear?” -Martin Solveig a Ada Hegerberg al recibir el primer Balón de Oro Femenil. 

“Empieza a hacerlo para mí y nos vamos a llevar muy bien.” -Greg Doyle a Caitlin Clark, refiriéndose al corazón que hace con las manos para su familia al final de cada partido.  

Que este tipo de periodismo siga teniendo lugar en los medios de comunicación nos demuestra que las barreras siguen estando presentes. Ningún hombre tiene que resolver dudas de ese estilo. 

Redefinamos lo que significa ser mujer y ser deportista de alto rendimiento. Valoremos a todas las atletas que se han mantenido firmes en aquello que aman, sin importar que eso signifique hacerle frente a un sistema que constantemente busca opacar su brillo.

Es gracias a ellas que por primera vez en la historia tendremos unos Juegos Olímpicos con participación equitativa. Para poner en perspectiva este gran logro, la edición inaugural de la competición se llevó a cabo en 1896, es decir, hicieron falta 128 años para que las plazas fueran repartidas exactamente a la mitad. 

5,250 mujeres buscarán alcanzar la gloria en París porque al igual que ellos, cada una de las clasificadas merece la oportunidad de competir en el escenario más importante del deporte a nivel internacional. Es momento de abrir las puertas de manera justa e impulsar la pasión de las y los atletas en la misma medida. 

La entrega, la disciplina, la dedicación, el esfuerzo, el sacrificio y todo aquello que implica ser deportista de alto rendimiento, no lo define el género, sino la persona. 

La equidad en el podio no es una recompensa, sino algo que debió haber sido desde el comienzo y el estándar de ahora en adelante.  


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