El abitraje como asunto pendiente
Desde que empezó la Liga MX Femenil, se han conseguido muchas cosas que no esperábamos que sucedieran tan rápido. Récords de asistencia en estadios, récords de transmisión a través de plataformas y televisión y un avance impresionante en las diferentes categorías de la Selección Nacional de México Femenil.
Sin embargo, a cinco años de distancia, el tema arbitral sigue estando presente en cada torneo y que lejos de mejorar, jornada a jornada se convierte en el tema de conversación para la audiencia ante la influencia de las malas decisiones de lxs silbantes en los resultados. Aunque como afición evitemos el tema y creamos genuinamente que los resultados están ligados a lo que los equipos hacen o dejan de hacer, no podemos ocultar que muchos de estos errores terminaron cambiando el ambiente de un partido.
Durante meses he leído en redes sociales el descontento de las diferentes aficiones al ser víctimas de la falta de preparación de muchos jueces centrales que no tienen la experiencia adecuada para llevar un partido de liga y parece que son enviados a pitar estos encuentros como si la categoría femenil fuera inferior y su derecho de piso fuera “foguear” a los cuerpos arbitrales que están en formación.
¿Por qué la Comisión de Árbitros cree que esto es prudente? ¿Es que la Liga MX Femenil no merece tener silbantes preparados, árbitras capacitadas o abanderadxs de primer nivel? ¿No se supone que la Liga MX Femenil es una primera división también? Yo pensaría que si necesitas foguear a tus elementos, la Liga Premier MX y Liga Expansión serían lo ideal antes de dar el salto a una máxima categoría, pero parece que las cosas no funcionan así cuando se trata de la liga femenil.
El poco interés por capacitar y mejorar la calidad en la formación de quienes se encargan de tomar decisiones en segundos, no sólo ha afectado resultados que pudieron contarnos historias distintas, también ha llevado a la afición a jugar un papel que no le corresponde y a las jugadoras a cargar con pesos que no deberían llevar. No sancionar correctamente una jugada, abre la puerta a que muchas personas emitan su opinión, pero también a que muchas tantas insulten a las jugadoras por creer que fingen faltas o tenían intención de lastimar o simplemente porque piensan que tienen derecho a hacerlo por ser figuras públicas como si jugar fútbol las hiciera perfectas y sin derecho a cometer errores.
¿Por qué vaciamos nuestra frustración en atacar a las jugadoras? ¿De verdad creemos que eso va a cambiar algo de lo que sucedió en el partido? Pueden no estar de acuerdo con una falta, con un golpe, con una mano, pero insultar a una futbolista, meterse con su vida privada, con su orientación sexual o con su familia está fuera del límite. Como también está fuera de límite quienes festejan que las jugadoras de sus equipos hayan entrado con la pierna fuerte y lastimado a sus contrincantes.
Tanto odio en redes sociales que podría evitarse si todas las partes involucradas hicieran su trabajo. ¿Una jugadora se equivocó y cometió una falta? Márcala. ¿Era una conducta violenta con fuerza desmedida? Márcala. y saca tarjeta. ¿La entrada ameritaba expulsión aunque se estuviera disputando el balón? Saca la tarjeta roja. Suena sencillo pero no lo es. Y entiendo que todas las personas tendremos opiniones diferentes, sin embargo, tal parece que en estos tiempos pensar distinto es sinónimo de ataque y pensar que respetar reglamentos y utilizar recursos disponibles, son “aspectos que le quitan lo bonito al fútbol”.
Con las omisiones tan graves que hemos visto en cada jornada y el aparente desinterés por aquellas personas a quienes les competen estas mejoras, los equipos han encontrado en las solicitudes de revisión una forma de presionar para que resuelvan sobre las acciones que lxs árbitrxs no calificaron durante el encuentro. Mientras el reglamento contemple este recurso, los equipos seguirán utilizándolo para hacer valer lo que quienes vigilan el desarrollo del juego están dejando de hacer.
Esto no los convierte para nada en "llorones", "ridículos" o "piel delgada", al contrario, obliga a que TODOS los equipos que hayan sido víctima de los desaciertos arbitrales empiecen a usar las herramientas que el propio reglamento les proporciona con la idea de hacer una declaración a la Comisión Disciplinaria, la Comisión de Árbitros y la Liga como tal. Si te sigues equivocando, seguiré diciéndote por qué lo estás haciendo mal y continuaré solicitando revisiones hasta que atiendas el problema de raíz.
Mientras esto sucede, seguiremos hablando del tema semana a semana, expresando en redes sociales el malestar que produce ver condicionado un encuentro por errores que pudieron prevenirse con personal preparado que esté a la altura de su trabajo. Si el VAR es un lujo que la Liga MX Femenil todavía no se puede dar por sus altos costos de mantenimiento, entonces que el recurso humano que se utiliza en el torneo sea de primer nivel.
Durante mucho tiempo se les ha tratado a las futbolistas como deportistas de segunda clase al no ser prioridad en ningún ámbito que requiere inversión y desarrollo, Con la evolución que ha tenido el fútbol femenil en nuestro país, hacer lo mismo con el arbitraje no sólo sería ridículo sino penoso. La Liga MX Femenil merce más, las futbolistas merecen más, la afición merecemos más.
¡Nos leemos en la próxima!