El amor en los tiempos de la final
Después de un torneo fabuloso y una liguilla que, por momentos, fue espectacular, lo que yo deseaba era entregar un texto para reconocer al equipo que, si bien no mostró el mejor futbol durante todo el certamen, jugó la liguilla como lo que es, una aplanadora, deportivamente hablando.
No obstante, y a pesar de las incontables reflexiones que tenía como resultado de la enorme satisfacción que me genera cuando un equipo superlíder levanta el trofeo, la presente columna será dedicada a un tema que (tristemente) se apoderó de la conversación en torno a la final del Apertura 2023.
Todo parecía estar apegado al guión de una final ganada por el equipo local: festejos por doquier, el equipo derrotado sumido en la reflexión post partido, directivos en el campo, medios de comunicación capturando el momento… Pero para sorpresa de todas y todos, el video que se viralizó de inmediato fue el que capturó un beso entre Alison González y Cecilia Santiago, delantera de América y portera de Tigres, respectivamente.
En primer lugar, a muchas personas se les olvida que el deporte no convierte a las personas en enemigas, únicamente transforma a sus participantes en rivales dentro de un contexto competitivo con reglas previamente establecidas. Pero fuera de dicho contexto, las y los jugadores son libres de hacer con su vida lo que les venga en gana, incluyendo cualquier muestra de cariño y/o afecto hacia quienes ellas y ellos crean conveniente.
Podrán decir que el beso se dio justo previo a la celebración del partido y que eso lo convierte tanto en un acto de indisciplina, como en una muestra de poco profesionalismo por parte de ambas jugadoras. Ante este escenario, a continuación problematizo el acontecimiento desde lo reglamentario y también desde el ámbito social.
Llegado a este punto, es importante aclarar que el Reglamento de Competencia aplicable para los Torneos Apertura 2023 y Clausura 2024 no considera ninguna muestra de cariño entre futbolistas como un acto punible.
Habiendo descartado el tema reglamentario, pasemos a un asunto de mayor gravedad pues constantemente contiene a las mujeres en trampas silenciosas y con pocas oportunidades de escapatoria: el sesgo de género.
La reacción de cierto sector de la afición y medios de comunicación es muy problemática porque deja en claro que cuando las muestras de afecto entre mujeres (en cualquier contexto) no son en favor de la satisfacción masculina, éstas se cuestionan, lo cual está íntimamente relacionado con la sexualización de la mujer, siendo este fenómeno el resultado de la opresión patriarcal, la cual está presente en todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas.
Ahora bien, más allá de todas las implicaciones que este suceso ha tenido, el Club América realizó una jugada muy poco inteligente. A tan sólo unas horas de haber perdido el título y con el ambiente supurando tensión a causa del famoso beso entre González y Santiago, emite un comunicado anunciando la salida de Alison de la institución.
No sé usted, querida y querido lector, pero a estas alturas me resulta imposible mantenerme alejado de lo que sucede en redes sociales, lo que me hace cuestionar la labor del departamento de comunicación de las águilas; o viven en una cueva o de plano tienen poco cacumen como para haber exhibido a su jugadora de esa forma.
América perdió la final gracias a los errores que cometió en la ida, eso es un hecho. Nadie, ni los mismos aficionados de las águilas se atreverían a decir que el trofeo se les fue de las manos a causa de una mala actuación de Alison o, lo que sería peor, que su relación hubiese sido determinante para que las Amazonas consiguieran su sexta corona.
Nadie duda de la capacidad de Alison González. De hecho, este servidor escribió sobre dicha futbolista cuando aún militaba en el Atlas, época en donde, a pesar de su corta edad, ya daba muestras de ser una de las mejores delanteras mexicanas de la liga. Se cual sea su destino, deseo que Alison encuentre su mejor versión, ya que la liga y la selección necesitan de jugadoras con esa calidad.
A manera de cierre, me gustaría citar a Raquel Gutiérrez Aguilar, quien en su libro “Desandar el laberinto” afirma que sentir placer con y en nuestros cuerpos es la principal fuente de autoconocimiento y afirmación; por lo tanto, querida y querido lector, le invito a celebrar cualquier muestra de amor dentro y fuera de las canchas porque en muchas ocasiones el futbol también puede ser eso, amor.
De la misma forma, le invito a celebrar cada muestra de humanidad que nos regalen las personas que practican deporte, pues éstas les humanizan y acercan a su afición, quienes a final del día celebran sus victorias y lamentan sus derrotas.