¿Qué sucedió en el Senado de la República y por qué nos debe de importar?
El día de hoy, 15 de noviembre de 2023, pasará a la historia como el día en que los expertos en futbol femenil, derecho laboral y proceso legislativo salieron de sus escondites para iluminarnos sobre su vasto conocimiento en los temas antes señalados.
Y es que las Comisiones del Trabajo, Igualdad de Género y Estudios Legislativos del Senado en materia deportiva y equidad salarial votaron por un dictamen que reformará la Ley Federal del Trabajo para garantizar un salario base igualitario para mujeres y hombres, incluyendo acceso a la seguridad social, cuya finalidad es garantizar el derecho a la salud, la asistencia médica, la protección de los medios de subsistencia y los servicios sociales necesarios para el bienestar individual y colectivo, así como el otorgamiento de una pensión que, en su caso y previo cumplimiento de los requisitos legales, será garantizada por el Estado.
Cabe señalar que dicho dictamen no entrará en vigor de forma inmediata pues tendrá un plazo de 180 días para que se vote en el pleno de la Cámara de Senadores, de ahí pasará a la Cámara de Diputados para su revisión y, en caso de que no tenga modificaciones o estas ya hayan sido subsanadas, se publicará en el Diario Oficial de la Federación, estableciendo su periodo de vigencia.
En este punto vale la pena hacer una distinción entre salario y salario base. Pero antes de entrar en tecnicismos, me gustaría hacerle, querida y querido lector, un par de peticiones: La primera es que depure sus fuentes de información para evitar caer en fake news y/o encabezados sensacionalistas. En segundo lugar, le suplico que aprenda a no responder argumentos que normalmente vienen desde la ignorancia y el anonimato y que en su mayoría desembocan en ataques personales y discusiones estériles.
Ahora sí, comencemos señalando que este nuevo dictamen establece que el salario base debe ser el mismo para ambas categorías; sin embargo, el salario neto estará en función de otros factores (categoría, experiencia, patrocinio, bonos de rendimiento, etc.). Lo anterior significa que los clubes dejarán de tomar decisiones en materia salarial con base en su propia discreción, ya que ahora el Estado, a través del Congreso, establecerá las reglas del juego con miras a nivelar el piso de hombres y mujeres.
En palabras de Patricia Mercado, Senadora de Movimiento Ciudadano, la finalidad de la reforma que recientemente se aprobó es que más de 33 millones de trabajadoras y trabajadores entren al camino de la formalidad y gocen de derechos laborales (con todo lo que ello implica).
Como nota al pie, sí me gustaría mencionar que este no es precisamente el espacio indicado para discutir el tema del trabajo informal, cuya naturaleza requiere un debate profesional para diseccionar sus motivaciones e implicaciones; únicamente me limitaré a mencionar que si existen fuentes alternativas de trabajo es gracias a la incapacidad institucional del Estado para garantizar una mejor calidad de vida para sus habitantes.
Más allá de considerar este hecho como un gran paso hacia la construcción de un futuro con menos brechas salariales dictaminadas por el género, aún restan muchas cosas por hacer, entre ellas la responsabilidad del Estado para crear mecanismos vinculantes para que los equipos respeten la ley y así eliminar las lagunas legales que impidan a las y los atletas gozar de sus derechos laborales fundamentales.
No se necesita ser un genio para saber que ciertos equipos harán hasta lo imposible para no respetar la ley y así evadir su responsabilidad como patrones. De hecho, me atrevo a decir que la propia Federación Mexicana de Futbol prestará su oficina legal para cuidar los intereses de ciertas instituciones (de corazón, ojalá me equivoque, aunque la práctica nos dice que así ha sido a lo largo de la historia de nuestro futbol).
El cuestionamiento que habrá que hacerles a los equipos que se nieguen a cumplir con las obligaciones que marca la ley será la siguiente: Si manejan sus equipos como si fueran consorcios comerciales (término que ellos mismos utilizan), ¿Por qué no son capaces de ofrecer derechos laborales a sus trabajadores, tal y como lo dicta la ley?
Insisto en que el debate sobre cómo el gobierno, a través de la Ley Federal del Trabajo, obligará a los clubes a respetar sus lineamientos, apenas comienza; de lo que estoy cierto es que al menos el Congreso ha dado luz verde para iniciar con la profesionalización de la práctica deportiva, a través del establecimiento de mejores condiciones laborales para las y los futbolistas.
Así que la próxima vez que alguien les diga: “El Senado mató al futbol femenil”, ustedes respondan: “Lo que murieron fueron las prácticas patronales abusivas hacia las y los futbolistas, quienes a partir de ahora gozarán de mejores condiciones para la práctica profesional de su disciplina”.