La peor noche de la Selección Femenil

Caer y fracasar siempre está presupuestado, como muchas veces dicen: “La forma es innegociable”.

Ese es uno de los más grandes problemas al ganar y que terminan por nublar el siguiente análisis porque siempre se debe entender cómo se ganó para llevar lo más lejos posible el si pude perder. Por eso es hasta increíble que mientras Jamaica y Haití tomaron las debilidades como la transición defensiva y en situaciones físicas, México no volvió a sus bases, y más que olvidarse de su estilo terminó aturdido por rivales mejores donde jamás se pudo recuperar de cada gol recibido, es más, por cada anotación, la esperanza iniciada desde el sorteo «tronó la burbuja».

Una de mis creencias es el intentar ir más allá de lo habitual. Si volvemos a ver el juego seguro confirmaríamos las posesiones más inertes de la selección, paseando el balón de lado a lado sin una mejor idea para sobrepasar el bloque de cualquier rival, no sólo del último rival, sino el de cualquier amistoso disputado, había pistas de ello.

Para alguien que recientemente se sumó a este camino del fútbol femenil el golpe fue duro, llenó de desolación preguntándose si la expectativa era tan alta que se nos olvidó voltear a las demás selecciones participantes y pasar de creer el ser la mejor selección del grupo detrás de Estados Unidos, lo peor sería pensar que quienes si pueden dedicarse a esto al ciento por ciento, lo apostarán en lugar de trabajarlo y darle las mejores herramientas al colectivo e individual.

Es una de esas noches donde me pregunto aún sin darle otra revisada al partido para su posterior análisis ¿saldremos de esa espiral que nos aleja siempre de querer hacerlo mejor? o ¿de verdad no podemos dar el salto de calidad necesario para colocarnos en donde nuestros deseos de fanáticos enloquecidos nos piden reclamar un sitio en la historia del fútbol?.

Capaz solo es dar vueltas en círculos intentando reflexionar y entender si: Algún día tendremos mejores formadores, una estructura lineal velando por el sistema a trabajar en lugar de conseguir un título para la vitrina, pensar en mejores directivos o que quieran hacerlo distinto, mirar en mejores condiciones para potenciar cada rama del fútbol mexicano y además, un mayor entendimiento del juego sumado a una capacidad importante de anteponerse a escenarios como el de aquella noche, donde cada jugadora parecía que sufría contra sí misma al buscar demostrar que remontarían un marcador de un juego dominado por el rival. Ese que nos hizo olvidarnos o darnos cuenta que luchar por ese objetivo deseado por miles, el de volver a competir en ante los ojos del mundo entero está aún lejano a la realidad.

Herr Pep - Martí Perarnau (2014)


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