Entendiendo las lesiones de LCA

Con la reciente confirmación de rotura de ligamento cruzado de la capitana de Inglaterra a menos de 80 días del mundial, se han encendido las alarmas. Leah Williamson es una víctima más de las lesiones de rodilla y se espera que esté fuera lo que queda del año. Estaba todo listo para que fuera la capitana de las Lionesses en la carrera a la cima del fútbol mundial. Las inglesas están indiscutiblemente posicionadas como candidatas al título después de haber ganado la Eurocopa en 2022. Muchas personas pensarán que al promediar más de una lesión de LCA a la semana, ya se están realizando estudios relacionados al tema. La verdad es que, aunque este sea un problema excesivamente recurrente en el deporte femenil desde hace tiempo, actualmente no se está haciendo mucho al respecto. Aquí es en donde entran los dobles estándares, porque si fueran las estrellas del fútbol varonil quienes se están perdiendo más de 9 meses de acción, ya se estarían buscando desesperadamente formas de prevenirlo. 

Arsenal WFC

Fotografía: Arsenal WFC

Las últimas investigaciones llevadas a cabo no se pueden considerar como completamente confiables al ser de hace más de 10 años. Esto habla de la falta de información que existe alrededor del tema. Si lo pensamos bien, tal vez no sea tan sorprendente ver tantas lesiones de cruzado. ¿Cómo se supone que las deportistas intenten prevenirlas cuando ni siquiera hay métodos establecidos para hacerlo? La única estadística que está constantemente circulando por los medios es que las mujeres son de 2-10 veces más probables de romperse el LCA. Mientras que esos datos son necesarios, es mucho más importante encontrar formas de evitar que siga pasando. Así que hablemos de ello. ¿Qué se puede hacer?

Las roturas de ligamento cruzado ocurren cuando la rodilla se hiperextiende o cuando gira de una manera no natural. Las causas más comunes son cambios de dirección bruscos o maniobras de desaceleración. La tracción entre los zapatos y la superficie, también son un aspecto clave. Las características del campo no siempre son las mismas y menos cuando se trata de equipos femeniles. Todxs hemos visto partidos en los que la cancha no es digna de fútbol profesional. Los clubes y las organizaciones tienen que empezar a hacer las cosas mucho mejor para poder tachar este factor de riesgo de la lista, especialmente porque recae completamente en ellos el darle a sus jugadoras un espacio bien cuidado para entrenar y jugar.

Para continuar podemos hablar de los zapatos de fútbol que al estar diseñados originalmente para hombres, es imposible que se ajusten al pie de una mujer. La estructura y las mecánicas de movimiento son diferentes y por tanto, las necesidades de hombres y mujeres lo son también. Con el crecimiento que está teniendo el fútbol femenil, las marcas que se dedican a los deportes deberían haber empezado a tomar esto en cuenta desde hace bastante tiempo. Así como están constantemente innovando para darles las mejores botas a sus jugadores, las jugadoras deberían recibir ese mismo trato. En ambos casos, la información está ahí, solo falta que las partes que pueden tomar acción quieran hacerlo. 

Fotografía: FCB Femení

Ahora, un tema en el que se necesita mucha más investigación al respecto, es el ciclo menstrual. Alrededor de la mitad de este, existe un pico de estrógenos, hormona que tiene un efecto directo en los ligamentos, haciéndolos más propensos a estirarse o romperse. Estudios de 2002 (Wojtys) y de 2008 (Adachi), después de evaluar actividad física e historial de lesiones de mujeres que anteriormente sufrieron una rotura de cruzado, concluyeron que la mayor cantidad de lesiones de LCA ocurren durante la fase preovulatoria y ovulatoria. El año siguiente, en 2009, Park encontró que la estructura de la rodilla está más floja en estas fases. Una prueba reciente sobre esto puede ser el Chelsea. En el documental producido por DAZN, “One Team, One Dream”, se muestra como son uno de los únicos equipos que basan sus entrenamientos en el ciclo menstrual. Ellas utilizan una aplicación llamada “FitrWoman” para poder dar seguimiento a sus síntomas con el staff médico del club. El tener una preparación individualizada ha sido un factor clave, ya que el equipo solo ha sufrido dos lesiones de LCA desde el 2018. Maren Mjelde y Lucy Watson, quien estaba cedida cuando le ocurrió.

Es importante seguir discutiendo el tema y exigiendo investigación. Los equipos deben implementar nuevas estrategias para prevenir esta lesión de larga duración porque no solo tiene a las jugadoras fuera de los terrenos por más de 9 meses, sino que también las somete a un periodo de tiempo increíblemente retador en el aspecto mental. Su enfoque va de competir en el más alto nivel, a una pausa total. Es un giro de 180 grados. Si bien las lesiones son parte del fútbol, seguir adelante cuando más de 57 jugadoras se han roto el ligamento cruzado de la rodilla entre 2022 y 2023, no está bien. Es necesario dejar de ignorar el problema y empezar a ver por las jugadoras y su bienestar.

Anterior
Anterior

Rompiendo estereotipos

Siguiente
Siguiente

México se prepara para enfrentar a Costa Rica