El doble de amor en la mitad de espacio
Con las entradas agotadas para la final de la Women’s Champions League en San Mamés, estadio con capacidad para más de 50,000 personas, la UEFA daba a conocer la sede para 2026, Ullevaal Stadion en Oslo, recinto con la posibilidad de albergar únicamente a 28,000 aficionados.
¿Por qué reducir el aforo a la mitad en lugar de abrir más espacios para ellas?
El fútbol femenino ha crecido rápidamente en los últimos años, pasó de tener muy pocos seguidores a ser visto por millones de personas. Esto se debe principalmente a la visibilidad y las oportunidades que se le han dado. Las cadenas de televisión lo compran, los medios deportivos hablan de él, los clubes lo promocionan adecuadamente, entre otras acciones que se han llevado a cabo. La inversión ha generado resultados y ahora no es momento de detenernos.
El quitarle gran parte del lugar que ya se le había dado es una manera de ponerle un alto a todos los logros, pareciera que la UEFA busca que el fútbol femenil siga siendo pequeño, de la misma manera en que siempre ha sido percibido históricamente, como algo secundario al varonil y no como una fuerza propia.
En las últimas campañas se han roto récords de asistencia en múltiples sedes, tenemos como ejemplo ambos encuentros disputados en el Camp Nou, con más de 90,000 personas en las gradas en cada uno, la final de la Eurocopa en Wembley llegando a los 87,000 espectadores, el mundial Australia/Nueva Zelanda 2023, reuniendo a 75,000 aficionados en el Accor Stadium para presenciar su desenlace.
Tanto Eindhoven como Bilbao fueron “sold outs”. ¿Qué detiene a la UEFA? ¿Por qué no se asignan instalaciones que vayan de acuerdo con el crecimiento del deporte, que representen todo el trabajo que se ha hecho para impulsarlo? Se le está poniendo un límite al futfem, un techo que nuevamente se tiene que romper. No es justo que las futbolistas además de jugar, constantemente tengan que demostrar que valen la pena, que también merecen la oportunidad de ser vistas.
Queremos ver a las nuestras brillar, ocupar escenarios históricos y que todos los reflectores apunten a ellas. Los números lo demuestran y la demanda está presente. Dejemos de ponerle barreras al fútbol femenil.
El doble de amor no cabe en la mitad del espacio. 💜