Anika Rodríguez: Hermandad
Por: Karen Flores, Naim Gallegos, Brenda Möller
Anika Rodríguez nació el 4 de enero de 1997 en Torrance, California. Desde niña practicó fútbol pues compartió con su hermana horas de entrenamiento en el patio trasero de su casa, cortesía de su padre Ricardo Rodríguez, quién fue su entrenador durante mucho tiempo.
A los 7 años comenzó a jugar en un equipo de fútbol, pero también disfrutaba practicar básquet y softbol, hasta que en la secundaria tuvo que elegir con qué deporte se quedaría, pues las temporadas se empalmaban. Teniendo a su entrenador en casa, una hermana que seguía sus pasos y un abuelo que en sus tres televisores ponía diferentes partidos de fútbol al mismo tiempo, no había lugar a dudas: el fútbol lo llevaba en la sangre.
Su talento le hizo destacar y llamar la atención del Programa de Desarrollo Olímpico de Estados Unidos y tuvo procesos de Selección en categorías de la Sub14 a Sub17. En 2013 participó en el Premundial de la Concacaf Sub17 rumbo a la Copa Mundial de Costa Rica, en donde anotó un gol en el partido inaugural. En mayo de 2018 fue convocada a la Selección Sub23 con el país de las barras y las estrellas. Estos procesos tempranos la acercaron con la UCLA (Universidad de California en Los Angeles) , con quienes se comprometió para jugar en la universidad desde que estaba en su primer año de preparatoria.
En 2015 su vida cambió por completo. Cuando estaba en el último año de preparatoria, tuvo rotura de ligamento cruzado anterior. La lesión no sólo la obligaría a pasar por el proceso de rehabilitación y enfrentar los meses venideros sin jugar, también la haría cuestionarse quién era ella sin un balón en los pies. ¿Valía la pena seguir? ¿Realmente era algo que quería o sólo lo había hecho todos estos años sin cuestionar si le apasionaba de verdad? Había perdido la motivación de jugar y no estaba segura de querer regresar a las canchas.
Durante ese periodo oscuro, su entrenador le recomendó acudir a hablar con alguien y gracias a la terapia pudo trabajar en el control de su ansiedad y salir de la depresión en la que había caído tras la lesión. La salud mental es un aspecto importante en la vida de las y los atletas, afortunadamente en UCLA tuvo un entorno que no estigmatiza el tema y que contaba con las herramientas necesarias para superar los periodos complicados.
Mientras vivía este proceso, su hermana Karina no se movió de su lado. Pidió días en la escuela y se mudó a su dormitorio para ayudarla en lo que pudiera y no dejarla sola, Después de todas las veces que Anika la impulsó y le marcó el camino, era momento de regresarle el favor, no porque se lo debiera, sino porque su hermana la necesitaba.
Una vez recuperada, cambió la lateral izquierda para ser la 10 en el equipo. Su entrenador necesitaba cubrir la posición pues se habían graduado muchas jugadoras y sin dudarlo tomó el reto y empezó a cosechar frutos. La insistencia de su padre en aprender a usar ambos perfiles, le ayudó a convertirse en una jugadora importante para el equipo, pues se encargó de asistir y marcar goles con ambas piernas.
Cuando su último año en UCLA llegó, volvió a toparse con la lesión de rotura de ligamento cruzado anterior. No estaba segura de poder superarlo, los fantasmas volvieron pero ahora por lo menos sabía a qué se enfrentaba. Una vez más, su hermana Karina no la abandonó. Para ese entonces, Karina también asistía a UCLA y en las vacaciones se mudó con ella a su dormitorio para aprovechar que el campus estaba prácticamente vacío y así poder ayudarle con la recuperación. Cuando regresó a las canchas, sintió que volvía a casa. Retomó el ritmo y regresó a ser pieza clave de su escuadra.
Cuando el Draft llegó, no fue seleccionada, aunque mucha gente le había dicho que seguramente la elegirían. Sin embargo, Portland Thorns le llamó para ofrecerle un puesto para disputar la Challenge Cup y decidió tomar la oportunidad para demostrar que podía hacerlo. Entonces llegó una llamada de su agente para decirle que el PSV de Holanda la quería. ¿Debía ir? Nunca había estado a más de 30 minutos en auto lejos de casa y sería un reto, pero jugar en Europa, cumplir su sueño de participar en Champions League, era algo que no podía dejar de lado.
“No imaginé que iba a estar tan agradecida de no escuchar mi nombre ese enero, porque la vida y Dios acomodan las cosas tan perfecto que a pesar de que a veces hay cosas muy dolorosas, todo me ha traído aquí.”
En junio de 2020 fichó por el PSV de la Eredivisie Vrouewen, liga femenil de Holanda, y tras sus buenas actuaciones, el equipo anunció en 2021 la extensión de su contrato hasta junio de 2022. Tras tomar la decisión de cambiar de Federación, fue convocada a la Selección Nacional de México Femenil para el encuentro ante Colombia en septiembre del 2021, pero su debut sería el 23 de octubre en el encuentro ante Argentina, en el estadio “Tepa” Gómez, a lado de su hermana Karina.
"Es algo que queríamos hacer juntas. Representar a México es una gran oportunidad para mí y mi familia. No todos lo pueden hacer. Y por este país, es un honor. Estoy contenta de estar con ella, hacer algo con tu hermana es especial”
Su familia y su fe son lo más importante para ella. El vínculo que tiene con su hermana es algo que no se puede describir, pues Anika ha sido la guía de Karina dentro y fuera de las canchas y Karina ha sido ese apoyo cuando su hermana la ha necesitado.
Desde su llegada al tricolor ha entendido que es importante que cada una conozca el rol a desempeñar pues entiende la visión de Mónica Vergara de llevar un proceso a largo plazo. Sabe que para eso debe dar el 100 % en cada entrenamiento y asume su papel para seguir impulsando y desarrollando el fútbol femenil en México. Anika entiende que las condiciones para las futbolistas son mejores que antes, pero está segura que en unos años las cosas estarán mejor que hoy y le emociona saber que contribuye para que las cosas marchen por el camino correcto.
Aquella estudiante que no estaba segura si realmente quería jugar fútbol, hoy defiende el jersey de México y buscará un boleto para el próximo mundial. ¿Lo mejor de todo? Lo hará a lado de su hermana, la persona que siempre ha estado para ella, sin importar si es con un balón o no.
Ilustración: