Equal Play = Equal Pay
La figura de Megan Rapinoe representa una de las voces más influyentes en toda la comunidad deportiva global; y es que la forma en que sus declaraciones resuenan en todo el mundo, es sin duda un fenómeno que debe estudiarse a fondo.
El primer punto de análisis parte desde la concepción de la idea de que las y los atletas poseen un foco de atención que pocas profesiones tienen el privilegio de compartir. Ahora bien, esta tarea pareciera sencilla de desempeñar, sin embargo, pocas figuras han sido capaces de comprender el alcance de sus declaraciones y/o acciones.
En segundo plano, si hablamos de futbol, este tema adquiere una relevancia incalculable, ya que la sociedad ha colocado a sus estrellas en estratos en donde su poder de convocatoria les da la oportunidad de enviar mensajes poderosos y contundentes.
Y es en este punto donde vale la pena subrayar las virtudes del discurso que Rapinoe entregó durante la entrega del premio The Best de la FIFA en el año 2019. Las líneas pronunciadas por la futbolista en comento reflejan la lucha de una jugadora que ha encontrado en este deporte un medio para romper estereotipos, impulsar ideas antirracistas, defender a la comunidad LGBTQ+ y de paso terminar con una ideología que sólo crea una brecha salarial entre hombres y mujeres.
Imposible no emocionarse tras escuchar el pronunciamiento de una bicampeona del mundo en contra de la comunidad futbolística y su pasividad ante las innumerables conductas racistas hacia Sterling y Koulibaly, la homofobia, la falta de inversión en el futbol femenil, etc. Resulta increíble que en el seno de la FIFA necesiten que Megan Rapinoe tome el micrófono para reconocer sus errores y tomar acción con miras a terminar con este tipo de conductas que no deberían tener cabida en el año 2021.
Otro de los triunfos que tendría que sumarse a la enorme lista de logros de Megan Rapinoe, aunque en este caso el crédito lo comparte con Alex Morgan, Carli Lloyd, Becky Sauerbrunn y Hope Solo, es el que obtuvo el pasado 22 de febrero y mediante el cual la Federación de Futbol de Estados Unidos está obligada a otorgar una compensación monetaria a las jugadoras por haber sido víctimas del propio sistema y haber recibido menos apoyo económico que sus compañeros de profesión de sexo masculino.
La historia nos remonta al año 2016, cuando las jugadoras antes mencionadas presentaron una queja formal ante la Comisión de Oportunidades e Igualdad en el Empleo de Estados Unidos (EEOC, por sus siglas en inglés) por discriminación salarial. El caso, apoyado por otro grupo de futbolistas, llegó hasta los tribunales federales, y obtuvo una relevancia sin precedentes. Por supuesto que, como todo proceso legal, la sentencia no fue siempre favorable para las demandantes; por el contrario, la pugna se extendió hasta este año y hoy en día podemos decir que la resolución le dará justicia a un gran número de jugadoras que aún son víctimas de la brecha salarial de género.
Tristemente, y mientras en otros países estos temas son resueltos en tribunales, en México nos encontramos con ejemplos desagradables que nos ponen a pensar en la realidad que vive el deporte femenil en este país (y en general en la gran mayoría de los países de Latinoamérica). Basta hacer un poco de memoria y recordar la investigación que realizó la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) y que concluyó en la sanción aplicada a 17 entidades de la Liga MX y 8 personas físicas por haber impuesto topes máximos a los salarios de jugadoras, lo cual, según el organismo, hizo aún más evidente la brecha salarial entre mujeres y hombres futbolistas.
Como nos podemos dar cuenta, y a pesar de que el pasado 22 de febrero fue un día histórico para las mujeres de todo el mundo, esto es sólo el principio de una revolución que en los últimos años ha ido ganado terreno y que exige del trabajo de todas y todos para que las injusticias que se vivieron en el pasado no sean olvidadas y mucho menos, hayan sido en vano, ya que somos responsables del futuro de las generaciones venideras, lo que nos da la titánica labor de heredarles un mejor contexto deportivo que el que actualmente se vive en las canchas de todo el mundo.